Servigest:.

Los rostros decepcionados en las caras de los jugadores de Servigest Burgos tras caer derrotados ante el actual subcampeón de liga y copa son una muestra de la ambición de este equipo. Ante un rival poco menos que inalcanzable habían realizado unos espléndidos treinta minutos para, después, sufrir un castigo excesivo en el cuarto y definitivo parcial.

Un encuentro plagado de tensión y emociones que se decidió en ese tramo final en el que el EMSV Getafe aprovechó la profundidad de su plantilla ante un Servigest al que la ilusión se le escapó de las manos en el momento en que la ansiedad de ganar hizo acto de presencia. Antes del salto inicial, y valga la paradoja, las ausencias se hacían notar: a la esperada baja de Cristian Gómez por Servigest se añadía otra menos conocida (al menos para el equipo visitante): la del jugador franquicia de Getafe: el estadounidense Joshua Turek. Aunque esta inesperada noticia, igualaba un poco las posibilidades, el conjunto local seguía siendo el claro favorito del choque y más cuando el burgalés Dani sufría un percance en su silla de juego que le condenaba a no poder participar el partido.

Con ese pronóstico daba comienzo un choque en el que, como reza el tópico, la emoción se impuso a la brillantez pero aún así los dos equipos ofrecieron un espectáculo de baloncesto realmente vibrante. Esa emoción se notaba en cada acción sobre la cancha y la igualdad se trasladaba al resultado que, en los primeros veinte minutos, mostraba escasas diferencias que principalmente eran a favor del conjunto madrileño.

Ambos entrenadores tuvieron claro desde un principio que el choque resultaría intenso así que decidieron poner en marcha una amplia rotación y, por su parte, Jesús Escudero ya había dado minutos a todos sus jugadores disponibles antes del descanso. Los componentes de Servigest respondieron funcionando como una maquinaria perfectamente engrasada y el juego de equipo, especialmente en labores defensivas, ponía en grandes aprietos a una plantilla del nivel de la getafense que veía muy cuesta arriba sumar puntos. Jorge Iglesias tomó, una vez más, la varita y dirigió la orquesta burgalesa con soltura para lograr en el minuto 15 la primera ventaja para los suyos: (16-20). Esa distancia se mantendría hasta tres minutos después pero los guarismos se movían en tan escasos márgenes que, con un sencillo parcial de 6-0 justo antes del descanso, los locales aprovecharon para irse al vestuario con un 26-24 como fotografía de lo visto en la cancha: dificultad para anotar en ambos equipos y gran equilibrio.

Tras el descanso la fotografía pasó a fotocopia ya que el tercer parcial resultó un calco del segundo. El equipo de Escudero seguía mordiendo en defensa y el término igualdad comenzaba a quedarse corto a tenor de los méritos de unos y otros. Las exiguas rentas caían del lado local hasta que en el minuto ocho un empujón burgalés conseguía voltear de nuevo el electrónico y colocar un esperanzador 35-38 que, por desgracia, sería además momentáneo. Al igual que en el cuarto anterior, Getafe daba un empujón en forma de parcial (5-0) y recuperaba el mando.

Así y tras empatar el segundo y tercer periodo, se plantaban ambas escuadras en los diez minutos definitivos y Getafe lo iniciaba tirando de oficio y, en cinco minutos, enterraba el partido, Sumó doce puntos más al parcial con que terminaba el anterior cuarto y puso un 52-38 que terminaba con las ilusiones de un cansado Servigest Burgos que había dado una lección de pundonor y esfuerzo pero al que las fuerzas le fallaron en los instantes clave.

Ahora a los burgaleses les llegan dos partidos que sí serán básicos en “su” liga particular, el próximo sábado se enfrentan a Zuzenak de Vitoria en el Talamillo y siete días después a Lagun Aro en tierras bilbainas. Pese a esta derrota (previsible) en dominios getafenses, el esfuerzo habrá servido para seguir afianzando el grupo y demostrar que lo mejor está por venir. Ahora sólo queda demostrarlo en la cancha y esperar que dentro de una semana, el pabellón del G3 vea la primera victoria burgalesa.