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El Comercio:.

Sin realmente buscarlo, Patricia Sala Valdés (Gijón, 1982) hizo historia la temporada pasada. La gijonesa recaló hace dos años en el Garmat Avilés y tras una campaña de aclimatación, se federó y se convirtió en la primera mujer asturiana en disputar la Primera Nacional de baloncesto en silla de ruedas.

 

Hoy en día es una habitual en las alineaciones y ha mejorado en gran medida su rendimiento, pese a que tiene que competir contra hombres que el superan en fuerza física y experiencia. «Empecé por probar, porque trabajaba en una ONG de ayuda a los discapacitados y conocí a varios componentes de la plantilla. Me gustó la idea y poco a poco fui cogiéndole el gusto al deporte hasta que decidí federarme la temporada pasada».

Tras no tener muchos minutos en su debut en la categoría, ésta campaña Gonzalo Vega le dio más confianza, hasta tal punto de disputar prácticamente todos los encuentros, varios de ellos como titular. «Es cierto que he tenido más continuidad y que he podido gozar de muchos más minutos que el año pasado, pero también es verdad que fue debido a las importantes bajas que tuvimos en el equipo, como la de Ladi Pandiella. Este año era una campaña de transición, de dar minutos a los que menos tiempo llevamos en esto y realmente creo que ha sido positivo de cara al futuro, ya que el año que viene tendremos un equipo más experto y compenetrado».

De cualquier forma y por desgracia, no está confirmada la continuidad del ya clásico equipo avilesino en categoría nacional. «La economía, como a todos, nos está pasando también factura a nosotros y no va a ser sencillo salir a competir la próxima temporada. Nuestro patrocinador, Garmat, va a tener difícil seguir apoyándonos debido a la crisis y no recibimos subvención del Principado desde la pasada campaña. Ahora mismo sólo tenemos la ayuda del Ayuntamiento y de la Obra Social de Cajastur y es posible que no sea suficiente. Habrá que esperar...», lamenta con cierto grado de optimismo.

Para Patricia Sala no fue fácil la adaptación a un deporte tan específico como el baloncesto en silla de ruedas. «Yo nunca había jugado al baloncesto y quizá para mí fuera más difícil que para el resto, pero la verdad es que me enganchó desde el principio, el ambiente en el equipo es bueno porque llevan muchos años jugando juntos y me considero una más del grupo y espero continuar muchos años más, si el dinero nos lo permite».

Orgullosa de la cantera

Patricia ya no es la única mujer del equipo avilesino, sino que su compañera Carmen ya ha debutado esta temporada y Lucía se está ejercitando con el equipo, ambas salidas de la escuela del Cosa Nuesa. «La cantera es fundamental para este club. Yo tengo 30 años y la mayoría de jugadores son de mi edad o mayores, por lo que es necesario que poco a poco se vaya dando un relevo generacional. Además, los niños discapacitados cuentan con el hándicap de que en los colegios e institutos no hay deportes adaptados, por lo que no tienen la oportunidad de practicar. De esta forma, con nosotros aprenden desde pequeños y cuando llegan al primer equipo ya son especialistas en el baloncesto en silla de ruedas», expone.

En estos momentos, Patricia está concentrada en su trabajo, pero con la ilusión de volver a competir la próxima campaña.

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