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"No solo estoy ilusionado, estoy entusiasmado por formar parte de este proyecto y formar parte de un equipo muy cohesionado, sólido, profesional y con un entusiasmo inigualable". Así de orgulloso se mostraba Su Alteza Real el Príncipe Felipe a su llegada a Buenos Aires y tras participar en los primeros ensayos de la presentación de la candidatura de Madrid 2020. "Estamos ante la última etapa, la traca final de la Candidatura. Siempre hay cosas por hacer, pero soy consciente de que podemos tener la confianza de que la gente del equipo ha hecho el trabajo que tenía que hacer", remarcó.

El acceso al 'lobby' olímpico es mucho más restringido que en Copenhague o Singapur. El Príncipe, de hecho, llegó antes a Argentina que la gran parte de los miembros, a tiempo de participar en el primer ensayo de Madrid 2020 y repasar la hoja de ruta de la mano de Blanco. El 'sprint' se antoja definitivo.

Don Felipe resaltó algunos de los puntos fuertes de la Candidatura madrileña: "El principal es una candidatura en la que casi todo está hecho. El nivel de apoyo popular es muy alto. Madrid es una de las pocas capitales europeas que no tiene el honor de ser ciudad olímpica, y eso para los madrileños es sin duda un aspecto importante", señaló.

"La presentación tiene un valor añadido muy fuerte: esa es una meta y hasta el último metro antes de la meta hay que seguir esforzándose", destacó. «Los Juegos Olímpicos son una grandísima oportunidad para cualquier ciudad, y Madrid tiene en este momento una grandísima oportunidad para sí misma y para España. España necesita un impulso positivo como el que los Juegos proporcionan. Estamos no solo esperanzados de que Madrid logre esa candidatura sino muy ilusionados», dijo.

El Príncipe abandonó el aeropuerto en un instante, sin tiempo de ser visto entre los pasajeros de los dos vuelos que llegaron desde Madrid al mismo tiempo, y en los que viajaban los futbolistas Ángel Di María y el Kun Agüero, a las órdenes ya de su seleccionador para el compromiso contra Paraguay, camino del Mundial de Brasil.

También lo hacía el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, que ofreció a las pocas horas una conferencia en la Universidad Austral. Pase lo que pase el sábado, aseguró, el deporte español mantendrá la dotación presupuestaria que recibe del Estado. Si Madrid es elegida, sin embargo, habrá más dinero privado.

En la última semana, el trabajo del Príncipe es clave para el equipo de candidatura, especialmente en el contacto personal. En Lausana, durante la presentación de julio, ya demostró su capacidad ante los miembros. Su dedicación al proyecto olímpico ha sorprendido, incluso, a quienes lo dirigen. "Todo el pueblo español debería saber de qué forma ha trabajado", dice Blanco.

La Casa Real, en su conjunto, ha tenido una actitud muy proactiva en la candidatura, aunque de entre sus miembros sólo se haya visualizado al Príncipe Felipe. Para empezar, fue el Rey Juan Carlos quien sugirió a Alberto Ruiz-Gallardón, entonces alcalde, la figura de Blanco para liderar el tercer intento consecutivo de Madrid. El dirigente, ex presidente de la Federación Española de Judo, había sido uno de los más firmes opositores a Iñaki Urdangarín cuando éste pretendía presidir el COE. Sin embargo, su proximidad al monarca ha sido constante.

El Rey Juan Carlos ha realizado llamadas durante todo este tiempo a las casas reales con miembros en la Asamblea y también ha utilizado sus excelentes relaciones en Qatar, con los mejores 'conseguidores' internacionales. Doha volverá a aspirar a los Juegos Olímpicos y está interesada en alianzas estratégicas.

Algo similar ha sucedido con la reina Sofía, muy apreciada en el Movimiento Olímpico. El peso de la familia real es fundamental para llegar a ese grupo heterogéneo pero mayoritario de la Asamblea que no está compuesto por integrantes de las estructuras deportivas, como federaciones internacionales o comités olímpicos nacionales.

A menudo se critica la composición de la Asamblea del COI, que de su centenar de miembros (103 en la actualidad), sólo tiene dos cupos de 15 cada uno para representantes de federaciones internacionales y comités olímpicos nacionales, por una parte, y ex deportistas por el otro. Si fuera por éstos, imbricados en las estructuras deportivas, sería más fácil afinar un pronóstico, de la misma forma que si únicamente votara el Comité Ejecutivo, como sucede en la FIFA.

Pero, en realidad, esa disparidad en los perfiles de los miembros, captados por cooptación, no por votación, es la que garantiza la independencia del Movimiento Olímpico frente a la injerencia política, una de las líneas maestras del fundador del Olimpismo moderno, Pierre de Coubertin, inalterable en su constitución: la Carta Olímpica.

La política es, pues, un interlocutor necesario para el COI, por la necesaria implicación de los estados y sus estructuras para organizar los Juegos, pero continúa observada con desconfianza. Los miembros de las casas reales, en cambio, han sido desde el principio parte de la familia olímpica. Son el gran aval de Madrid, junto a los deportistas, la calidad técnica del proyecto y la experiencia en organizar competiciones en España.